Mentalidad de Pobre

 

rompe el ciclo de la pobreza enseñada

Mentalidad De La Pobreza

Si comparamos a una persona adinerada que viene de una familia adinerada, con una persona de escasos recursos y que viene de una familia con una larga historia de recursos escasos, no es difícil identificar los elementos que hacen que esos estilos de vida se mantengan en el tiempo.

Uno tiende a replicar los ejemplos que va viendo a medida que va creciendo y vamos aprendiendo de los demás las cosas que resultan y las que no. Un adolescente que vive en una familia de escasos recursos difícilmente lograra aprender a administrar su dinero si en su familia difícilmente había dinero que administrar, si el salario de uno o ambas figuras paternas solo alcanzaba para pagar las “deudas”, entonces el joven aprende que el camino a seguir es endeudarse y vivir endeudado.

Cambiar esta mentalidad es muy difícil ya que implica hacer todo lo contrario de lo que los pares, la gente con la que convives día a día, hace y te enfrentaras a comentarios o recomendaciones de supuestos “expertos” que te dirán que “esas cosas no resultan”, “que no son para uno”, “que lo que tienes que hacer tu es…” en fin un sin numero de recordatorios de que las cosas son como son, como han sido siempre y que cambiarlas no es más que una utopía de adolescente.

Esta mentalidad de pobre se ve en ciertos casos donde una persona relativamente joven, que no viene de una familia adinerada, ni se ha ganado una pequeña fortuna en juegos de azar, pero que si logro tener un trabajo o pequeño negocio que le entrega una cantidad de dinero mensual; la vemos que adquirió un auto de “gama alta”, que ahora se viste con ropa de “alta costura”, que además esta haciendo arreglos importantes a su casa, lo que lleva a este comportamiento es mucho más complejo, pero suele pasar que esto ocurre porque esa persona trata de manifestar en su alrededor en cosas físicas, su sentir de éxito interno.

Lo anterior es una receta para la futura pobreza ya que en muchos casos se comete el error de que se llega a pensar que es factible poder vivir de las deudas, lo cual se puede sostener por un tiempo, siempre y cuando tengamos un trabajo que nos aporte una entrada de dinero más o menos segura, pero esta forma de vivir no es compatible con un despido inesperado, una enfermedad grave y repentina o, un cambio en las condiciones laborales.

Lo que quiero aclarar es que no digo que este mal arreglar la casa, todos queremos una casa bonita y con espacio; no digo que vestirse bien sea malo en si mismo, si nos gusta la ropa de buena tela y con cierto estilo, eso no es malo, ni tampoco tener un auto con altas prestaciones o de alto valor; tener ambiciones no es algo malo en si, de hecho es muy bueno tener ambiciones y ganas de lograr cosas en la vida.

Lo que hay que tener en cuenta es que si este tipo de vida es lo que realmente queremos, tenemos que asegurarnos de poder mantener esa vida, ya que en el caso anterior, ¿Qué pasa si esa entrada de dinero súbitamente desaparece?, como todo se compro a crédito o tomando una importante deuda, lo anterior nos lleva a quedarnos sin forma de pagar, todo lo que teníamos desaparecerá de nuestras manos y la posibilidad de quedar con mucho menos de lo que teníamos en un inicio, es una posibilidad cierta.

Muchos casos similares a los descritos terminan con el embargo y remate de los bienes adquiridos para así poder pagar las deudas e incluso puede ser que este proceso no alcance para poder cubrir por estas deudas y en dicho caso ocurrirá que este problema lo continuaremos llevando en nuestras espaldas.

Veamos un ejemplo

Volvamos al caso anterior y pongámonos en la situación de que debido a un buen trabajo que conseguimos, tenemos una entrada importante de dinero, una de las primeras recomendaciones es destinar el 20% del sueldo a ahorro, 50% a pagar deudas y lo demás dedicarlo a gastos diarios y ocio.

20% del sueldo destinado a ahorro puede sonar demasiado y en cierto punto lo es, pero es la mejor estrategia posible, ya que en un inicio de nuestra vida laboral, supongo, el nivel de endeudamiento que tenemos es aun un monto que puede estar bajo control y siendo jóvenes, mientras más podamos ahorrar en esta etapa de la vida, más réditos tendrá en el futuro.

30% del sueldo destinado a pagar deudas, es un estimado saludable, ya que si en algún momento vemos que un mayor monto de nuestro sueldo se destina a pagar deudas, es que algo estamos haciendo mal y hay que prestar atención a donde se están disparando los gastos en este ítem.

50% del sueldo dedicado a otros gastos como alimentación, vestimenta, transporte y muy importante, el ocio; tratemos de que siempre estemos en la posición de decir que estamos trabajando para vivir y no viviendo para trabajar, en este punto darnos espacios de esparcimiento y ocio es importante para no perder la vista de la meta que tenemos en la vida, de no perder contacto con la familia y amigos.

Si volvemos a pensar en el primer ejemplo, con la distribución que dimos como ejemplo, nos será muy poco posible tener un auto de alta gama, tener ropa de lujo o hacer importantes arreglos a nuestra casa; si embargo si nos mantenemos ahorrando, en unos cuantos años podemos tener el capital suficiente como para hacer una importante remodelación al hogar y, sin la necesidad de pedir un préstamo a una institución financiera y sin el riesgo de que al no poder pagar, nos terminen quitando la casa entera.

Cambiar esta mentalidad de pobre es también cambiar la forma en que hacemos las cosas, ya que es muy típico que hoy lo que se haga es endeudarse para hacer las cosas, pero si bien es difícil, lo que se propone acá es primero proponerse la meta, después reunir el capital sin recurrir a la deuda y después llevar el proyecto a cabo y de esa forma, independiente del resultado, habrá un tema por el cual no tendremos que preocuparnos que es la forma en la cual manejaremos esa deuda, ahora inexistente.     

Imagen de Elf-Moondance en Pixabay